"Diario espuela -escuela- de ponte dura"
Alguien desde Hispanoamérica en un sueño de mis veintitantos años, me decía que así se llamaba el Diario que escribía, una publicación extraordinaria.... Que otros hacían arder o desaparecer. Y había una llama en los Andes que entraba a una hoguera; mas las llamas no la consumían (Sería por su igual nombre: Amarse igual: Ll-amarse, Llama-rse) ¡La llama hasta ingería el centro de la hoguera! Y entonces el fuego se apagaba. Mas el ser del centro de la hoguera que había engullido su centro, era ya de luz, era ya la luz.

Llama o como te llamases, persona o libro no otros que Alejandra Pizarnik, Llama de los Andes, la que con una antorcha en la mano recorriese todos los desiertos del mundo en busca de su Amor mío perdido, tu “Diario espuela de ponte dura” o “Diario escuela de ponte dura”, no aparecen. ¿Por qué no intentar reproducirlo?

Y perdóname si de Cortázar político te disfrazo; ¿que te hubiese salvado la vida, si te hubieses interesado por ella, política, un poco más? Al menos habrías estado al tanto de la criminalidad que se gestaba en tu país entonces y no hubieses sentido tanto terror de ver que ya sobre ti se cernía: peligro de aniquilación del que no te salvaría mano amiga alguna, ni de dentro ni de fuera de tu propio país. Peligro del que hubieses sido víctima, si por tu suicido no, por la desaparición, como a tus otros compatriotas, a la que te hubiesen sometido los generales sólo por lesbiana, homosexual, mujer libre, mujer de alma y pluma, ¡y aunque no hubieses escrito página política alguna!, que ya bastante hubiese sido ese renglón que escribiste en tus prosas bromas: “Nuestra apatria es homo, homo-genual”. Homogenial, género homo. Que te declaraste de esa apatria a ser genocidiada por todos, en ese renglón.



No hay publicaciones.
No hay publicaciones.
Related Posts with Thumbnails